domingo, 1 de julio de 2012

La Balada Del Caballero De La Tristeza

Ha nacido el primer rayo color dorado del amanecer
Y mi escudo de tristezas brilla de manera hermosa 
Largo ha sido el trayecto por veredas ominosas
Y mi espada brilla más que las estrellas
Tan artera y fulminante como en todas las batallas
Aunque solo sea una espada de soledad.
Mías han sido las nostalgias marchitas y pérfidas
Que me ocultan su cara mientras con furor
Blanden contra mi pecho su puño frío
Mientras risas estridentes en mis oídos entonan,
A manera de valses meditabundos y olvidados.
He encallado en los mares del dolor perfumado,
A orillas de un mar de cristalina amargura
Y mi poderoso yelmo resquebrajado rechina aún
Mientras mi peto perforado deja expuesto el púrpura
Del hueco profundo donde latió con ardor mi corazón.
Profundos son los cielos azules sobre mi cabeza
Y hondas las melancolías bajo mis recuerdos
De mi amada de fragmentos azulados de cristal
Aquella que ha sido mía en los sueños
Y cuyo elixir mi ser apasionadamente envenena.
Mi armadura de desdichas yace agotada
Y la brisa al fin ha reclamado mi entristecido espíritu,
Por fin mis cenizas se esparcirán sobre las olas del mar….

Los mares cantan mi agonía

La luna brilla resplandeciente encima de los caseríos soñados
Donde las olas rompen con bravura en los desfiladeros silenciosos
Una caracola con la voz de los océanos yace en la orilla del mar
Y con su voz hiriente colmada de nostalgia predica mi agonía
Un leve destello de luz se refleja en la suave bruma
Iluminando los sinsabores de mis recuerdos perfumados
A lo lejos una sirena de cabellera deslumbrante como el oro
Me canta una canción triste con su mirada melancólica
Mientras se zambulle en un edén de desdichas cristalinas
La luna baña con su luz de plata las olas brumosas de mis sueños
Y una estrella brilla con timidez en el cielo de vítrea sustancia
Y esa estrella añora con viveza el rubor de mis pesares
Una balada al piano se escucha encendida por estrellas rojas
Acelerando en frenesí apasionado mi corazón quebrado
Recordando las amarguras al son de los bemoles cadentes
Ya no brilla mas la luna ni ruge con furia el mar bravío
Solo el dolor de haber perdido al amor mío yace en la noche
Noche sin estrellas ahora y tan hermosa como un ensueño recordado
El canto de la sirena, el sonido de la caracola y la voz de las olas
Se suman a la mirada de la luna y la voz de la música breve
Entonando una voz triste que anuncia mi partida hacia la ciudad
Eterna donde brillan de forma lustrosa las tristezas enceguecidas
Por las estrellas rojas y azuladas que titilan a intervalos amorosos
Sobre las olas de sueños perfumados y perdidos.